viernes, junio 26, 2009

Mucho sin

Trescientas doce noches encerrado
mas nueve meses con la boca seca
cómo quieres que no me mueva gracias al frío que tengo.
Para nosotros no hay canciones,
no hablo de los solitarios,
hablo de los hijos de puta
que nos comemos las manzanas
soñando con tragarnos algún día nuestra saliva enamorada.
Nosotros paseamos esta historia inverosímil,
este enigma maldecido cotidianamente,
delante de los otros y sus otras
como si fuera justo hacerlo.
Trescientos cuarenta y ocho pasajes para seiscientos noventaiseis personas,
mil setescientas manos agarradas,
catorce mil cursilerías envidiadas
y seiscientos cuarenta y dos eventuales proyectos de...
manos para agarrar y
cursilerías por decir.
Nosotros, los olvidados por la mantequilla,
vamos a perder la paciencia.