Adiós

Llegó la hora de marchar,
la despedida se está haciendo notar.

Ni los dos pesos que faltarían, me harán desestimar nuevamente mi camino.
Nace un ser humano en libertad, no se puede sostener más la barbarie sutil del día día bajo este techo.
No señor, vamos a llenar de incertidumbre
y de pasión el instante venidero.
Vamos a devolverle a la penumbra las facturas retenidas por tantos años
de una vez por todas;
pondremos las cosas en algún lugar.

Reggeatonero

Reggeatonero;
ayer fue la cumbia, la milonga,
incluso el blues; géneros
bofeteados y escupidos
por los patrones y sus codiciosos, arribistas y trepadores aliados.

Hoy; tu patrón rítmico monótono,
como el de la cumbia, el vals y la cueca,
es argumento para degollar tu aspiración a ser música para violines
y academia.

La naturaleza de tus letras llenas de un morbo y una líbido
tan real como revolucionaria
también es razón para quemar lo último que te va quedando de libertad;
el goce de la noche del Sábado.

Reggeatonero:
no me voy a disfrazar de franciscano,
pero no juzgo la música, ni la comparo, ni la limito,
ni te miraré con desagrado cuando en el vagón del metro la pongas muy fuerte.
¿De qué huimos cuando lo hacemos?.
Porque despreciarte es no hacerse cargo de algo que también nos atañe.

Plegaria al misterios@

Yá!!, que duele,
mánde el nuevo ciclo,
tráigame un vaso de leche,
cuénteme un cuento de esos que dan miedo.

Hágame un poco de fiesta,
deshaga el sendero
forme conmigo otros caminos y otras ciudades.
Sáqueme de aquí!!,
aunque no sea lo necesario.

No se va de rol por la vida

Ya no quiero ser el que rompe una muralla
para sacar su diamante.

A veces envidio comer el jamón que se entrega
dócil para ser devorado.
Dócil: cómo cuando me entrego a estas penosas borracheras
que ponen de un humor extraño