Innecesario

No existe tal dominio,

nada es tan imponente como el destino.

Parecemos cadáveres que nacen,

condenados al la limosna de la ilusión.

Palabras que escalan como arañas 

algún airecito fresco.

No me quiero quedar aquí, acaso importa si quiero.

Perrito

Yo tengo esta enfermedad, 

que se cae de mis dientes 

y me envuelve en un celofán.

Me lleva a recorrer las plazas 

a mirar las miradas de los atardecidos representantes del silencio mordido.

No paro de correr los muebles de la habitación

para encontrar algo que se asemeje a una esperanza,

Perro mañoso, vuelva a su charco,

vaya con su pueblo, 

con su jauría de compañeros graciosos.

¿Te doy una cancion?

Penal

Iré a buscar y a esperar los amaneceres despejados.

Descolgaré la mochila,

ya es tiempo de descansar y de vivir la vida descansando.

No escribiré más canciones que me ayuden a no morir,

es hora de de ser fuego artificial

de poner a cada muñequito del pasado en su respectiva posición,

y escoger con regocijo los habitantes nuevos.

Shine my sweet lord,

en el piano, en las butacas,

en las camas del mundo,

después de ganarle una final a Argentina

todo debería ir viento en popa.