miércoles, junio 20, 2012

Son las cosas de la vida...cuidado con el ravotril y sus amigos

Desde los 18 años hasta los 28 años tomé pastillas, ansiolítcos y antidepresivos. El cóctel diario era alprazolam, fluoxetina, sulpilán forte. La verdad es que la depre que me agarró a los 18 (el invierno de 1992) fué tan brava que mi corazón se iba a aferrar a cualquier cosa que me sacara de ese pantano. La pena que sentía, el miedo y la angustia eran tan profundas como enigmáticas acerca del porqué sentía aquello.
Aún recuerdo la sensación de las primeros días de tomar fluoxetina, parecía que los dioses habían bajado del olimpo para salvarme de la desdicha. No había que hacer nada, sólo tomar la pildorita y todo tomaba un color alegre. De a poco comencé a notar cambios extraño; siempre fuí bueno para dormir, pero esto comenzó a intesificarse de una forma poco común hasta que el reloj biológico de cada día estaba tan alterado que llegaba a dormir 14 hora diarias. Para qué decir de las energias para embarcarme en proyectos que involucraran una esfuerzo constante de estudio. De las cuatro carreras en las que comencé a estudiar; ninguna la terminé.Subí 25 kilos en un año y medio.
En el año 2002 y después de un par de conversaciones con un par de buenos, cariñosos y valientes amigos, entre ellos mi profesor de canto(lo más fácil es siempre no meterse con el otro), decidí afrontar esta historia y ganarla. Lo hice calladito, me banqué sólo, la angustia, el miedo que me provocaba abandonar estas "muletas" que me habían acompañado durante tanto tiempo para mantenerme sin sufrimientos, pero sin acceder a la profundidad del verdadero vivir y sobre todas las cosas del verdadero sentir.(Una de las coas que me llamó siempre la atención es que no lloraba; probablemente porque la "anestesia" estaba haciendo su tarea).
La rutina consistía en ir una vez cada tres meses a la consulta del psiquiatra para ir a buscar una receta que me permitiera comprar uno de los ansiolíticos que se conseguía sólo con receta retenida.  Ni pensar en pasar una noche sin aquellas milagrosas mierdas. Si me tenía que quedar fuera de mi casa llevaba mi stock, pero si se me olvidaba llevarlo...hacía lo imposible por volver a mi casa donde tenía mis pastillas.
Una tarde de enero 2006, caminando por Providencia, me dí cuenta que se me había olvidado que hace un par de años ya no tomaba pastillas. Y ha sido una gran cosa, la vida es más intensa y afloran nuevas maneras en mí de decir, de mirar, de hablar de gozar, de sufrir....de amar.
Escribo de este asunto porque me parece importante que la gente crea en el valor de sus propios méritos para afrontarlos dolores aunque a veces parezca imposible por lo abatidos que nos sentidos. Y tampoco quiero ques e entienda este texto como una denundia en contra de ciertos fármacos que en tiempos de crisis pueden ser útiles. Pero es raro que las crisis duren 10 o 15 años nó?. Ése es mi real temor, el quedarse pegados. Hay que afrontar los dolores, y librar al cuerpo de químicos nocivos. Hoy como nunca tenemos la maravillosa oportunidad de acercarnos a disciplinas que por miles de años han servido para afrontar las crisis emocionales humanas. (Yoga Rei Ki, Tai chi, Acupuntura , Temazcales,Respiración Holotrópica, Pranayama, Meditación, Hierbas medicinalesetc). Todas estas son terapias que funcionan a mediano y largo plazo, porque son laboriosas, y no actúan mágicamente en pocas horas, lo que para mí las hace mucho más confiables.
Para finalizar me quedo con una frase de un músico que me ha inspirado en mi vida como compositor; el es Charly García. (que ironía que él diga esto consideran que el ha estado ligado a tantas adicciones mucho más nocivas que las del ravotril o culaquier benzodiazepina)
Acerca del Ravotril.
-No me gusta. No lo recomiendo. Chicos, no lo hagan. Hay que bancarse la ansiedad con lo propio



Un abrazo a todos, 
los quiero.

lunes, junio 18, 2012

Lo siniestro

En la nada,
se revuelca la verdad,
complicándonos y liberándonos
de la tortuosa planificación del milimétrico futuro.

jueves, junio 14, 2012

La vida

La vida, con su rudeza
con su frío de mierda,
con su ternura al darme mis borracheras,
con su flojera para ponerse al día;
La vida siempre se muestra.
Se abanica en Junio
y le hace grietas a las puertas
por donde pasan los volantines,
las ruedas de las bicicletas,
y las moscas inventando chistes.
La vida se calla,
cuando le das a la nota perfecta
La vida, al paso del tiempo,
suena como un interminable mambo de Perez Prado.
No pares de bailar.