domingo, agosto 30, 2015

Vías escondidas

Que se sienten y trabajen alguna vez,que vacíen los basureros.Ah es que nacieron dioses,ahhh es que a mi me importa una raja!Hoy me declaro proletariado implacable,rabioso e irreflexivo.
Solemnemente, sencillamente,
en la oscuridad,se aplanan las calles y una canción me acompañacantándome que los dioses están develando, - trabajando duramente-los misterios de la magia que necesito.Cancioncita mìa, diles que estoy fumándome las boletas del aguay de la luz.Mientras en este sensual Domingo me devoro el erotismo del inconsciente de las más feroces hembras, erguidas en su poder.No hay futuro en mí, pero sí horizonte.


miércoles, agosto 19, 2015

Oleaje

Me rebelo,
ante la tardìa mañana,

Me rebelo a tus golpes silenciosos
ante tu beata mercancía.

No lo merezco.
Me vas perdiendo.
Es tan tràgico el caminar por esas dolorosas aguas,
es tan pantanoso tu mar.

Quizas deba vertir el agua que tengo en las venas.


domingo, agosto 09, 2015

Cerquita nuestro


La memoria se nos desvanece por instinto de sobrevivencia,
pero siempre estará con nosotros, como un verdugo implacable
para situarnos en aquel lugar que quisieramos borrar del mapa
que ya hemos recorrido.
Está y estará siempre ahí,
al alcance de nuestro terror cotidiano
potente, cruel, sabio.

Ahí está tu alma bella, probablementeen el pantano de la impotencia,
o quizas en alguna tarde de invierno, en la placita, tratando de explicarte la violencia absurda.
Vuelve a tu descanso amigo, a tu fragilidad

miércoles, agosto 05, 2015

Factura

No perdono la falta de impulso ante el asombro de la vida,
el no decir con el cuerpo,
el destronar la patraña mental,
la moral superficial,
la sonrisa ahogada por el dolor,
el no derramar el dolor con la saliva hacia el césped para que se convierta en pasto.



sábado, agosto 01, 2015

Amarillo

Susurrando voy llegando,
erocionando el polvo añoso que ha opacado mis tonalidades,
y matizo los volúmenes de mi susurro
porque debo ser muy preciso
cual artesano chamán,
hasta llegar a lo diminuto 
y ahí tenderme en la pradera zen
para luego levantar los ojos 
y reconocer a mi madre y mi padre
sonrientes, descansados y amorosos
poniendo el amarillo en el centro de mi corazón, 
besando mi alma, 
como dos mariposas leves.