Amo poner las tablas de la cama nuevamente,
el olor del insecticida apestando en la nariz también.
Amo el trayecto, lo desubro, lo venero.
Amo el peso de este argumento,
de esta cuenta de ahorro feliz;
parecida al conformismo.
Amo ser el ideólogo, el idiota, el sabio y el rondín
de este proyecto.
Amo ser también el gerente, el obrero y el consumidor
de mis ocurrencias.
Allá voy, como siempre.