Voy por los caminos de Linares hacia la capital,
canto cada mañana mi oración y mi mantra,
decreto cada día mi esperanza,
voy a encontrar mi sueño sorpresivamente
voy a sonreir y a llorar al mismo tiempo
y pondré mi cansancio en un cofre de madera tallada
y a mi corazón lo rozará el sutil y ardiente ventisquero.
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