sábado, noviembre 28, 2009

Se Busca

Un cálido espanto
me coloca en el pecho de la segunda mujer de nuestras vidas,
me devuelve la curiosidad y un pedazo de mi materia prima.

Un pedazo de pan mordido,
un pedazo de estiércol disecado,
una blusa confeccionada con las mejores telas de arañas del campo chileno,
un cognac solitario,
una cita regozijante.

Espero
y te espero
con mis ojos en la vereda de los ambulantes y sus ofertas,
en el vai ven del vino que te aloja,
con el hambre de los mendigos
que no paran de soñar con el pan mordido.

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