Cuando se calle la marimba,
vendra el vendaval del silencio.
Y tu mano cariñosa y pesada,
vendrá a ofrecerme carnavales,
a mirar de reojo los males de ojo.
Parabienes para usted señor hijo mío,
no se deje engañar por la ruleta,
la voltereta es eterna.
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