Existe un instante en que no te reconoces,
en que no hay calmantes,
ni buenos argumentos.
Ese "yo solo creo en Yoko y en mí" no me sirve,
apuesto, no puedo hacer otra cosa.
No tengo bálsamos para esta intriga,
mi cuerpo y mi mente se destronan a si mismos,
se vuelven una masa, una bolita de plasticina,
un átomo dividido.
¡Qué difícil es pasar del dicho al hecho!
¿Nace asi también el amor?
Oremos y no es chiste.