jueves, febrero 28, 2008

Desintegrado

Existe un instante en que no te reconoces,
en que no hay calmantes,
ni buenos argumentos.

Ese "yo solo creo en Yoko y en mí" no me sirve,
apuesto, no puedo hacer otra cosa.

No tengo bálsamos para esta intriga,
mi cuerpo y mi mente se destronan a si mismos,
se vuelven una masa, una bolita de plasticina,
un átomo dividido.

¡Qué difícil es pasar del dicho al hecho!
¿Nace asi también el amor?
Oremos y no es chiste.

No hay comentarios: