viernes, mayo 02, 2008

Soledad

De nada sirve la conversión,
el apostolado.
De nada sirve ser monje,
acceder a Dios a traves de la ayahuasca,
de nada sirve ganar guerras sin violencia,
ganarse el loto.
De nada sirve saber quién se es,
si no puedo regocijarme con tu presencia.

De nada sirve la madurez,
saborear vinos dulces, agrios, secos,
De nada sirve ser práctico
y no plebeyo de lo vanal y superfluo.
De nada sirve haber pasado tantas veces por ese lugar,
por esa emoción, por esa historia.
De nada sirven los discursos.
De nada sirve caminar por las calles de este Santiago
cada vez más parisino,
como una postal de Warhol.
De nada sirve reirme de mi mismo
si tu no puedes hacerlo también,
¿qué?...reirte de mí mismo.

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