sábado, septiembre 19, 2009

Mi Oda




Tantas veces te juzgué como a un ex presidiario,
tantas veces te miré de reojo, con extrañeza
y sin asustarme ante la majestuosidad de tu pereza y
tu distracción.
Tanto tiempo pasó hasta que me miraste desde el otro lado del espejo
y me diste este poema.
Tanto maleficio innecesario amigo mío,
¡¡Tanta porfía!!, ¡¡tanta mañosa estupidez!!
No esperes otras bocas para recibir los besos que te faltan.
Vamos!,
borrala!,
déjala ahí morir, que se retuerza de dolor!!!,
que mastique, hasta perder.
"Todo ha sido consumado" diría alguno,
quedamos en eso; diría yó.
Puedo volar tranquilo ahora,
con mi nuevo equipaje
y con mi guitarra salvadora.

No hay comentarios: