martes, noviembre 16, 2010

Figlio

Tal vez los adornos de las cornisas de nuestra casa
aún se impresionen por el irreverente revolotear
de tu cola de cabello de niña.
Tal vez tu carruaje rojo se botó a huelga hace tantos años,
allá atrás en un rincón para que no lo esuchen balbucear ni sollazar tu nombre.
Tal vez los jardines de los vecinos no se olvidan de tus pies descalzos,
y la noche aún se estremezca con un poco de vino blanco
y Joan Manuel.
Tal vez el Estadio Nacional te siga guardando cuatro puestos en el sector sur,
y tal vez yo te siga llevando flores a tu almohada los primeros de noviembre
para ver tu sonrisa cuando despiertes.

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