Sólo a esta hora puedo alcanzar cierta nobleza,
y comulgar con algo de paz.
Aquí, en este altar
escucho el tronar de alguna voz sabia,
que viene a apaciguar mi inquietud.
Se instala, plena
y comienza a quedarse,
a dejar caer la tristeza suave, cálida, tierna,
esa que no penetra,
sólo se muestra.
Esta mañana no habrá noticias tuyas,
y mañana tampoco.
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