Amo tu subconsciente,
amo las posibilidades que te buscan,
amo tu boca exhalando baho, humo, canto, flemas, besos, chuchadas y discursos.
Veo como caes encima mío,
tu pelo rebota y nos cubre del frío
de lo normal, lo habitual.
El sudor se mete en nuestra nueva forma de relacionarnos,
al unísono,
nueva frecuencia.
Es la guitarra de Gilmour,
no soy yo amor,
cual chamán buscando rituales,
nos cocina al uno para el otro,
y derramamos y buscamos
la comida como dos esquizofrénicos desesperados
depredadores de nostalgia,
fieras en desuso.
Amo ser el alfil despreciado,
que jaquea al Rey, sólo por joder.
Amo los escorpiones
y dejarte acertijos en las vitrinas de las cantinas.
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