sábado, junio 21, 2014

Delirio

Mando a asaltar tus tierras a una bandada de cuatreros y bandidos
que se envalentonan con agua ardiente,
para desnudarte 
y sentarte frente a mis ojos
como prisionera, 
como el relámpago y el trueno 
que me provoca impetuosa e incesantemente.

Me derrites la boca, 
las palmas de mis manos, 
las cientos de espaldas que tendría para tí
y siempre me convocas,
me torpedeas el recuerdo, 
tu imagen se mete obstinadamente 
cuando me planteo sobrevivir.

No creas que voy a tocarte sólo con mis manos,
que solo voy estar pendiente de tu santo y simétrico sudario
Voy a derramar en tí mi punto débil
mi fragilidad disfrazada de ormigón y pólvora,
que se encrustará en tu alma 
e intentará quedarse,
abrazándote, abrigándote, alimentándote.

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