que erociona las fronteras de sus arterias
me frota con ardor el alma
y no hay alegrìa que lo resista.
Brìndame el alivio del viento que enmudece los alardes de mi desesperación
y que sea un soplido sutil, constante e interior.
Ayúdame a encontrar ese acopio de agua fresca
que me rebalse en la rudeza de estos tiempos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario