me abrieron telones en donde se me revelaban misterios sabios y cariñosos.
Se quedaron por un rato conmigo,
y siguen caminando sus rumbos,
yo los miro a veces,desde la distancia, para saber si andan de pie
y no se han caido,
para brindarles mi espalda y que vuelvan a caminar solitos.
Somos tres jinetes que andamos por la vida
con nuestras esperanzas, miserias y glorias en el corazón
y yo los quiero así, apasionados, maravillosos, libres,
incomprensibles como la vida misma a veces,
gigantes como cuando los miraba desde abajo.
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