martes, mayo 19, 2015

Escena del mi nacer

El engendrar el calor necesario para alguna noche de Mayo del 73,
en Recoleta,
iba a despertar el delirio de la revolucionaria,
la única, la vida.
Domadora de palacios,
desmitificadora de evangelios,
prostituta fiel del silencio.

La lacrimogena, Allende, Pin Pon,
Caszely,  la próxima cola para el té,
la otra para los fósforos,
el ministro hablando del ideario,
la vieja momia en tv con lentes de mosca furibunda.

La noche se violaba a la muerte para ofrendarme
a las sensualidades de Nelson y a los paraísos de Adriana,
una?, dos? mil veces?
que importaba, la radio sonaba despacio en el comedor
y ya se habían callado los pasitos de los niños.

Miles de colillas de cigarrillo se dormían
acompañando el inmenso relajo
producido por la explosión seminal
que se mezclaba con los gritos de los temerarios pobladores
y de las traidoras cacerolas.

Así debería haber sido mi primer segundo, instante o tiempo
en este escenario, dimensión, lugar.
Así me lo cuenta la trompeta de Backer, el pan del amigo cubano,
la caripela bella de la niña más linda del mundo(una tal Irina),
asi llegué yo a este partido;
revolucionario.

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