Una vez más nos enfretamos a un problema de poder. Ha sido una lucha milenaria en la que, como raza, sin duda hemos logrado avances. Se abolió la esclavitud, se defendió la dignidad del ser humano al establecer sus derechos universales, entre otros logros que sin duda han sido beneficiosos para la humanidad.
Sin embargo, la injusticia pareciera aún gobernar de manera solapada, sutil,pero no por ello menos cruel e insensible. No faltarán los conformistas que defendiendo sus conveniencias aludan al argumento de que no se puede aspirar a una paridad total para los individuos de una sociedad, y es cierto, es imposible y, si me permiten, ridículo pensar en defender tal causa. Como alguna vez le escuché decir a un actor chileno en un entrevista televisiva, todo este dilema se reducue a una palabra: DIGNIDAD.
Puede que un chileno gane $800.000 y pueda sostener a su familia, pero prende el televisor ahí está el programa basura de turno anestesiando su cerebro a él y al de sus hijos. Puede que no haya para comprar ensaladas y frutas, pero nunca faltará el completo en el recreo, con las nuevas gaseosas para pobres(Fruna, Frutal, etc).Puede que no haya libros en esa casa, pero sí hay mp4, y zapatillas de marca en esos hogares.
Ya no hay esclavos sirvientes, la miseria no es evidente, pero es más profunda.
¿Que hacer?, ¿podrán los viejos paradigmas políticos responder de manera efectiva a este desequilibrio que cambia de traje pero que en escencia es el mismo que el de el faraón, reyes, emperadore, transnacionales versus el campesino, el esclavo, el obrero y el empleado?, ¿no les hemos brindado ya demasiado tiempo a Marx, a Adam Smtih, al Papa León XIII y a Friedman? para que nos resuelvan esta historia?¿no será acaso, la ocasión para aventurarnos en cambiar este paradigma?.
Yo creo que sí, y además creo que hay que volver a las raíces, a la madre de todas las ciencias, la filosofía.Volver a Platón, a Sócrates y a otras visiones de mundo en donde todo estaba unido con todo, la filosofía con la política, la economía, etc.
Ante tanto afán de poder, tanta agresividad mercantil, tanta tensión militar (los ejércitos; verdaderos prostíbulos delos poderosos), ¿no será hora de frenar la oposición, volcar la mirada hacia adentro y hacernos protagonistas RESPONSABLES del verdadero cambio el más real, el que puedo ejercer én mi metro cuadrado y de paso expandir esta transformación hacia mis semejantes incluídos quienes se abanican en su riqueza?. Las viejas sabidurías orientales nos sugieren, desde una visión expansiva de la realidad(desde el microcosmos hacia el macrocosmos) no es aconsejable añadir tensión a la tensión.
Pareciera ser que estas elucubraciones estuvieran llenas de precipitación e ingenuidad al presentarlas como una respuesta confiable a la hora de dar solución al cuestionamiento expuesto; estoy de acuerdo con aquello, pero esto no me inhabilita a exponer mis inquietudes ante la realidad que me afecta a mí y a mis semejantes y las posibilidades que, desde mi modesto acervo cultural y desde una elemental capacidad de análisis, creo que pueden servir como un eventual remedio a estas interrogantes.
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