Echarse, flotar en medio del Tsunami,
ser átomo de una bomba atómica.
Dormirnos y despertarnos en otra vida
con otro pelo, otra luz, quizas como el escarabajo de Kafka,
listos para enfrentar otro dia de trabajo.
Saberse siempre en tierra firme,
hasta que la muerte nos separe
de este pedazo de carretera
y seguir flotando hasta que algun dia
seamos tan livianos, y hayamos bajado los kilos de las ansiedades, temores y egos
que no nos quede otra que desaparecer.
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